Sogaysé: El legado de las flores

“Cuando se fundó, yo tenía 5 años y vivía dentro del negocio…”

Por Ideas Culturales

La Florería Sogaysé abrió sus puertas el 28 de marzo de 1982, fundada por Oscar Schmidt y su esposa, Tita Spessot. A 41 años de aquel día, Ideas Culturales charló con Sebastián Schmidt, uno de sus hijos y quien, poco a poco fue haciéndose cargo del negocio, ubicado en Dorrego 1433 de la ciudad entrerriana de Crespo.

Las flores acompañan todo el proceso de la vida. Muchas veces, obsequiamos un ramo a esa Mamá que acaba de dar a luz; a esa quinceañera que florece a la vida; a la persona que se graduó, a quien queremos demostrarle nuestro agradecimiento, admiración, o afecto en fechas especiales, a quien cumple años, en casamientos, aniversarios, o nos regalamos flores porque sí.

Están presentes en decoraciones, de vehículos, salones, oficinas y otros espacios; en los centros de mesas, en arreglos, en tocados. También son el símbolo con el que despedimos a nuestros seres queridos y el obsequio que le realizamos cuando ya no están.

Sebastián, es la segunda generación de la Florería con más trayectoria de la ciudad, el creció en y con Sogaysé. Él es quien dirige la empresa y atiende a la clientela, siempre con una sonrisa y predispuesto a asesorar en la elección a quien lo necesite.

–¿Conocés cómo fue la elección del nombre: Sogaysé? ¿De quién fue la idea?

–Sus fundadores, Oscar y Tita, mis padres, en aquel momento tenían hijos, Sonia, Gabriel y Sebastián, de ahí fue el nombre del negocio con las primeras letras de los tres nombres: SONIA, GABRIEL Y SEBASTIÁN, formando SOGAYSE.

–¿Cuáles son los recuerdos más antiguos que tenés de la Florería?

–Uno de los recuerdos más antiguos que tengo fue que se empezó con ventas de plantas, plantines, cirrus, plantas de jardín, macetas y algo de flores, ya que en esos momentos no se trabajaban tantas variedades de flores como hoy en día.

Había claveles, crisantemos, gladiolos y las rosas, pero había muy poca variedad.

–¿Alguna anécdota de los inicios, o las primeras épocas, que te hayan contado tus Padres, u otras personas?

–Anécdotas tengo muchísimas, ya que cuando se fundó en el 1982 yo tenía 5 años. Y viví dentro del negocio, igual que hoy en día –risas.

Lo que más recuerdo de chico es salir con mi hermano en bicicleta a llevar y entregar los ramos y las plantas que se vendían para regalo, cuando recién se empezaba con los envíos a domicilio.

–¿Siempre estuvieron en este mismo local donde están hoy, cierto?

–Sí, siempre en el mismo local.

—¿Qué cosas fueron cambiando desde aquel entonces, a la actualidad?

–Cuando tomé el mando del negocio por completo, me incliné de lleno al tema de flores naturales, artificiales, artículos de decoración, agregué peluches, y por último arte funerario. A su vez, dejé de trabajar todo el tema de plantas, plantines, macetas, etc.

–Vos sos la segunda generación de la Florería con más trayectoria de la ciudad, ¿Es un legado? O ¿Un desafío? O ¿Cómo impacta en vos eso?

–Sí, soy la segunda generación; fui el único que quiso seguir esto, los otros hermanos estudiaron sus profesiones y yo seguí acá –sonríe. Me crié entre las flores, lo manejo como un legado, más que un desafío, ya que es parte de mí vida.

Lo tomo como algo que quise hacer, a pesar de haber tenido oportunidad de estudiar algo distinto, pero no quise. Me fui metiendo más en esto y siempre lo llevé para el lado que más me gusta, dejando de lado ciertas cosas que antes se trabajaban.