*Por la Lic. Milagros Bernat para Ideas Culturales
Este año desde el 11 al 13 de junio se realizó en Nueva York el ciclo de conferencias de los Estados Partes en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Cuyo temario fue definido como: Cuestiones relacionadas con la aplicación de la Convención, centrándose sobre todo en cuestiones de empleo y medios de vida sostenible. En cuanto a esto tal y como se menciona en la introducción del informe, desde la entrada en vigor de la Convención, los Estados Partes de todas las regiones se han esforzado y han avanzado en la promoción de los derechos de las personas con discapacidad.
Uno de los avances más notables ha sido la armonización de las leyes y políticas nacionales con la Convención. En 2016, más del 60 % de los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas habían incluido en sus leyes disposiciones específicas sobre discapacidad que prohíben la discriminación y garantizan la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor. A su vez, las Constituciones de 22 países garantizan explícitamente el derecho al trabajo de las personas con discapacidad o prohíben la discriminación laboral contra ellas. Algunos países también han desarrollado políticas nacionales de empleo que incluyen disposiciones específicas para garantizar la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad.
Pero a pesar de las iniciativas mencionadas, hasta ahora los avances han sido desiguales y lentos a escala mundial. Las personas con discapacidad siguen sufriendo altos niveles de discriminación: una de cada tres afirma haber sufrido este tipo de experiencias, el doble que las personas sin discapacidad. De hecho, esto concuerda con el informe de 2020 emitido por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) sobre las denuncias recibidas desde el año 2008 hasta 2019, cuyos datos evidencian que el mayor número de denuncias registradas durante este plazo, se debe a discriminación por motivos de discapacidad (20.2%).
Estos resultados se amplían con la descripción de los ámbitos en que ocurren estas situaciones discriminatorias, siendo los más relevantes: el campo laboral (29.9%), el educativo (11.4%) y la administración pública (10.3%).
Es así que el ámbito laboral sigue siendo escenario de discriminación de las personas con discapacidad. A pesar de que casi todos los puestos de trabajo del mercado laboral pueden ser desempeñados por una persona con discapacidad y la mayoría de las personas con discapacidad pueden ser productivas si se eliminan los obstáculos del entorno, las personas con discapacidad tienen más probabilidades de estar desempleadas o de trabajar en el sector informal y en empleos más precarios, y tienen un acceso limitado a la protección social, a unas condiciones laborales dignas y a los derechos laborales.
De tal modo que las personas con discapacidad tienen más probabilidades que las personas sin discapacidad de estar fuera de la población activa, lo que significa que ni están empleadas ni buscan trabajo. Estas elevadas tasas de inactividad indican la existencia persistente de barreras en el mercado laboral, ya que la mayoría de las personas con discapacidad no tienen trabajo ni lo buscan.
Estos largos períodos de desempleo conducen inevitablemente a muchas personas con discapacidad a la inactividad o les obligan a aceptar empleos en la economía informal. Estas elevadas tasas de inactividad en el mercado laboral tienen importantes implicaciones políticas, ya que podrían representar importantes vías hacia la pobreza crónica para las personas con discapacidad.
De hecho según datos brindados por la Organización Internacional del trabajo (OIT), de 91 países y territorios, solo el 36 % de las personas con discapacidad en edad de trabajar tienen empleo, mientras que la tasa de personas sin discapacidad empleadas es de aproximadamente el 60 %.
Y es aquí que emerge la cuestión siempre vigente de la educación y la discapacidad. Debido a la importancia que tiene la educación y la formación para encontrar y conservar un trabajo decente y medios de vida sostenibles. Sin embargo, es sorprendente la sobrerrepresentación de jóvenes con discapacidad entre aquellos que ni trabajan ni estudian.
De hecho, un estudio demostró que, en 2021, los jóvenes con discapacidad tenían casi el doble de probabilidades que los jóvenes sin discapacidad, de no tener empleo ni cursar estudios o recibir formación.
Pero incluso cuando las personas con discapacidad están empleadas, pueden enfrentarse a situaciones de precariedad desproporcionadas en comparación con la población general.
Una de las causas de esta situación se relaciona con que los empleados con discapacidad suelen percibir salarios más bajos que sus compañeros sin discapacidad. Los estudios demuestran que, en algunos países, las diferencias salariales entre los trabajadores con discapacidad y los trabajadores sin discapacidad pueden llegar al 49 %. Una cifra alarmante, que evidencia la persistencia de paradigmas discriminatorios que acaban segregando al colectivo de personas con discapacidad.
–En primera persona:
Pero no nos quedemos solo en datos, si bien estas estadísticas nos ayudan a dimensionar el alcance de esta problemática no debemos olvidarnos que esos porcentajes representan a cientos de personas con sus experiencias particulares que día a día luchan por la inclusión.
De hecho, quien les habla no es ajena a esta problemática, en más de una oportunidad he escuchado rechazos de aplicaciones a puestos de trabajo para los cuales estaba sobre-cualificada, por el simple hecho de ser una persona con discapacidad. Y cuando al fin conseguimos empleo es de manera informal, con un salario inferior al mínimo que de ningún modo es garantía de calidad de vida e independencia económica.
Trabajar es un derecho ¿Pero qué hacer cuando la presunción de incapacidad nos deja de pie frente a puertas muy bien cerradas?
Y recuerden, estimados lectores, que las puertas solo… se abren desde dentro.
*Esta columna fue elaborada y emitida por Milagros Bernat (Licenciada en Psicopedagogía (UCA), estudiante avanzada de la licenciatura en Educación Especial (UCU), Diplomada en Discapacidad (CEADE) y Profesora de Danzas Clásicas y Españolas), en el Micro ¿Qué sabemos sobre inclusión? en nuestro programa en vivo Ideas Culturales por FM Sol.
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